domingo, 22 de junio de 2008

CARTA A LOS PERIODISTAS


Señores
Colegio de Periodistas de Chile
Presente

Me dirijo a Uds. para agradecer la Invitación a este particular acto “para pedir disculpas públicas…” que su Institución ha organizado.

Por lo que nos toca, como sobrevivientes de la Familia Gallardo, estamos muy agradados con esta iniciativa, aunque francamente ya habíamos perdido las esperanzas de que esto alguna vez ocurriera.

Nos sentimos privilegiados y muy complacidos de que por fin, una gran Institución como la de Uds., haya sido capaz de, autocríticamente, realizar un acto simbólico de esta naturaleza por hechos ocurridos hace 33 años atrás.

La importancia de este acto, la vemos en el contexto de la necesidad de reflexionar sobre nuestro pasado, por sanidad mental, pero también la vemos en el contexto de dar un ejemplo, en tanto podemos sacar enseñanzas y conclusiones, para el presente y el futuro. Estas enseñanzas que son consecuencias de aquellos hechos de dolor, son las que aspiramos a que lleguen hasta las mismas personas que planearon, manipularon, ejecutaron y difundieron las distorsionadas informaciones que nos enlodaron.

Hoy comprendemos ¡qué distintas! pudieron haber sido las cosas, si aquellos periodistas, en esos momentos, hubieran usado todos esos medios todos esos recursos para decir la Verdad. La verdad de los terribles hechos de represión que sufrimos no sólo en este caso, sino también en un espectro más amplio, como pueblo chileno, durante 17 años de Dictadura Militar.

Nosotros vemos en este acto un valor profundo, contenido en este gesto que el Colegio de Periodistas nos está ofreciendo; este valor es uno de los más preciados, de los más nobles de los seres humanos: el de asumir una culpa y pedir una disculpa; también vemos que en este acto, el gremio de los periodistas está asumiendo, colectivamente, la responsabilidad que le cabe a unas cuantas personas, con nombres y apellidos, lo que le da un valor mucho más alto; es decir, el Colegio nos está dando una Cátedra Magistral en tanto está asumiendo la responsabilidad de personas que no se han hecho cargo de sus actos.

Cuando en el 2006, pedimos la investigación ética que asumió el Tribunal de Ética y Disciplina del Regional Metropolitano –TRED, no acusamos de difamación a cualquier periodista; no acusamos al periodista que por alguna razón, fuera por amenaza de muerte o daño físico; temor al despido o al exilio (por sí mismo o por su familia), se vio obligado a callar, ignorar o censurar; nosotros hicimos responsables de falsificación premeditada a determinados periodistas. Esos periodistas no sólo colaboraron con las mentiras urdidas por los grandes cerebros del régimen militar sino que además pusieron todas sus capacidades y todos los elementos a su alcance para que se hicieran esos montajes. -Cuán distinta fue la actitud de otros periodistas que obraron a favor de las víctimas.

Por eso, que este acto nos merece alta valoración y aplaudimos la actitud honrrosa que tiene hoy el Colegio de Periodistas, porque reconocemos una intención distinta; como decía, este es un acto ejemplar. Es un ejemplo a seguir por otras instituciones que estuvieron involucradas en las violaciones a los DD.HH.; me refiero al Ejército o Fuerzas Armadas, Policía de Investigaciones, Carabineros y otros uniformados; sin olvidar a los civiles: los dueños de las grandes empresas de comunicación y también a los políticos -que muchas veces, tuvieron y todavía cumplen ambos roles; hasta el momento ninguno de ellos ha dado la cara para afrontar su responsabilidad en los hechos que hoy nos tienen aquí; por el contrario, vergonzosamente han sido coautores, cómplices o encubridores. -Ni qué decir de los ejecutores de las masacres que a pesar de los años lo siguen negando todo.

Por lo tanto, creyendo interpretar a cientos de familias que han sido objeto de montajes comunicacionales -como Familia Gallardo, les pedimos, modestamente, a todos los periodistas, que: nunca más le vuelvan la espalda a nuestro pueblo; que no se vuelvan a prestar para manipulaciones malintencionadas; que digan y escriban siempre la verdad; que verifiquen los hechos; que publiquen las calamidades que están ocurriendo en nuestra sociedad antes que los espectáculos de farándula; que le den tribuna a los más pobres, a los que realmente necesitan reclamar sus derechos o exigir que se cumplan los acuerdos; que no permitan que se muera la libertad de expresión. Y, por sobretodo, les pedimos, que no vuelvan jamás a permitir, que uno de sus pares, mancille alevosamente, la hermosa y valiente labor del Periodista.

Con la esperanza cierta de un futuro mejor, nos despedimos, agradeciendo, una vez más, este significativo acto de reconciliación.


Sobrevivientes Familia Gallardo.

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