miércoles, 16 de julio de 2008

A mi hermano Roberto


Mi hermano compañero.


Te llamabas simplemente Roberto
pero a mi me sonaba
como a nombre de héroe;
-Si apenas ayer jugábamos al ‘pillarse’
en el patio de la casa, de Buenos Aires,
cuando a penas tu tenías 11 años.
Y ya a tus 18, te creías preparado, para salir a probarlo todo:
la moto del papá soportó tu primer intento…
No tenías ni 20, cuando andabas presumiendo de buena pinta
y seductor de las mujeres.
A los 21 te sentías maduro saliendo a probar suerte
a los cortes de la fruta.

Y a pesar de tu fortaleza de joven orgulloso
te corrieron las lágrimas cuando volviste de tu primera
borrachera
Juraste no hacerlo nunca más...
Y se te cambió la vida cuando conociste a mi cuñada,
la Mónica, -dulce y tierna.

A los 23 te tocó hacer el Servicio Militar
justo para el ’73.
Parece que fue ayer que te anduvimos buscando
con mi cuñada embarazada
para saber dónde te tenían “asignado”
sirviendo –dicen que a la >>Patria>> ...-
No había locomoción, tuvimos que andar caminando
muchas calles desoladas
y los milicos con distintos brazaletes
corrían de acá para allá pidiendo identificación
a quién se les cruzara
había desconfianza,
si hasta entre ellos se disparaban
y si no se sabían de memoria
la clave del día estaban acogotados…


La guaguita que esperaban uds. se retorcía sin esperanzas.
No se acababa nunca la larga noche de septiembre,
los milicos te retuvieron y mi cuñada, sufrió una pérdida espontánea
Fue varón dijeron los doctores, duró 3 días...
tú sólo lo alcanzaste ver agonizante, cuando se dignaron darte ‘de franco’.

La Moni. volvió a la escuela, donde ella enseñaba,
y tu por fín saliste del servicio;
yo te adoraba, eras mi gran hermano y me encantabas
Después de algunos meses después de El Golpe,
ya la paciencia no te alcanzaba
el trabajo y la lucha te acaparaban
Tenías tu célula, tu partido y el diario clandestino
que tu propagabas
reproduciendo por las noches sus páginas.

Con tu amigo el Lucho –tu compañero y camarada.
juntos eran dinamita y se las arreglaban,
salvando vidas en peligro:
los ayudaban, hacia adentro de las Embajadas,
Los ‘empuja-potos’ les decían, pero Uds. ¡no se asilaban!

Porque los del MIR no se asilaban...
no se asilaban...
...no se asilaban.-