CASO RINCONADA DE MAIPU (1975)
-MASACRE DE LA FAMILIA GALLARDO Y OTROS LUCHADORES SOCIAL
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A 36 AÑOS DE SU ASESINATO
Cada 19 noviembre, como familia, hacemos un acto de recogimiento y reflexión en torno al asesinato de nuestros seres queridos, que hoy queremos compartir .
La Familia Gallardo Moreno, era una familia chilena común y corriente; cristianos practicantes de origen proletario y de ideología de izquierda. El 19 de noviembre de 1975, bruscamente y sin mediar más que unas horas, nuestra familia, compuesta por 12 personas quedó reducida a 8; cuatro y medio de sus miembros y uno más en Octubre de 1976 fueron asesinados.
Para lograr comprender la verdadera dimensión de sus convicciones es necesario remitirse al contexto histórico, en el que les tocó desenvolverse. Grandes trasformaciones a nivel mundial hacen cuestionar la explotación del hombre por el hombre, produciéndose procesos libertarios en diversos puntos del Orbe. En América Latina, emergen con fuerza los movimientos libertarios que inspirados por la Revolución Cubana, desatan una serie de procesos revolucionarios en todo el continente. Esfuerzos revolucionarios que no sólo se expresan en la política, sino también en: la educación, la música, la religión, etc; o sea, en una forma distinta de ver y entender el mundo.
Chile no se queda afuera de estas trasformaciones y emerge el gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el Presidente Salvador Allende, cuya principal característica es la vía democrática al Socialismo -hecho inédito en el mundo, y la emergencia de movimientos revolucionarios como fue el MIR, quienes rompen con una tradición de la izquierda convencional a fin de proponer transformaciones tremendamente profundas en la sociedad chilena, con nuevas maneras organizativas, políticas y prácticas.
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El 18 de noviembre de 1975, por la noche, la familia casi completa, fue detenida por la policía de investigaciones sacándonos de nuestras casas. Luego del interrogatorio, algunos de nosotros fuimos liberados, aproximadamente 12 horas después, pasando una noche terrible porque entre nosotros teníamos dos menores –uno de ellos de sólo meses. Cual no fue nuestra sorpresa cuando a las pocas horas después, nos enteramos, a través de los medios de comunicación y de llamadas telefónicas de familiares, que a los que habían quedado detenidos y que estuvieron junto con nosotros en el cuartel de investigaciones de General Mackenna, se los daba por muertos en un enfrentamiento con las fuerzas del orden y seguridad, en los cerros de Rinconada de Maipú. Esta situación trastocó nuestra vida integra; pero desde un principio supimos que los medios (TV y Diarios) mentían olímpicamente sobre lo que había sucedido.
La verdad fue apareciendo poco a poco, ya que junto a los nuestros familiares habían hecho lo mismo con otros compañeros, amigos y conocidos vinculándolos entre ellos en la misma situación. Luego supimos que, ellos fueron llevados a la Ex Villa Grimaldi (para entonces Cuartel Militar Terranova, de la DINA): un lugar de detención, tortura y exterminio del Ejército de Chile, ubicado en la comuna de Peñalolen -hoy Parque por la Paz- cuyo jefe principal era Manuel Contreras Sepúlveda. Allí fueron torturados salvajemente -según testigos y sin mediar ni siquiera un juicio falso. Uno de sus torturadores más brutales fue: Miguel Krassnoff Martchenko, quien siempre ha sostenido que su función en la DINA era sólo la de entrevistador (sic) de los detenidos. Desde allí mismo, aparentemente, fueron urdiendo la forma de justificar la masacre y es así como los agentes de la DINA preparan un montaje comunicacional (usando la misma forma que lo habían hecho, meses antes, en los casos de los 119 detenidos desaparecidos) con ayuda de periodistas entrenados en mentir descaradamente; en el comunicado aseveraban que nuestros familiares eran subversivos que andaban armados y que se habrían enfrentando a balazos con las fuerzas del orden. En circunstancias que mientras los medios leían el comunicado oficial y mostraban imágenes ad hoc, al otro lado de la ciudad, a nuestros familiares los estaban literalmente desgarrando. La dictadura intentó, de esta asquerosa manera, de bajarle el perfil a otro de sus horrendos crímenes.
Los periodistas que se prestaron al show también fueron identificados por sus propios pares siendo éticamente sancionados al concluir una investigación del caso hecha, 30 años después de los hechos, por el Colegio de Periodistas de Chile, sección metropolitana.
Sin embargo, los autores intelectuales y materiales de estos asesinatos aún no reciben el debido castigo por parte de los Tribunales de Justicia chilenos; la causa judicial ha quedado estancada en la orden de procesamiento en primera instancia dictada por el valeroso y destacado juez Alejandro Solís.
Así entonces, la Famillia Gallardo Moreno, así como tantas otras familias chilenas de izquierda que fueron cercenadas, durante la dictadura de Pinochet (Familia Vergara Toledo, Familia Maureira Muñoz, Familia Recabarren González, Familia Pérez Vargas, etc.) hemos quedado atrapados en la impunidad.
No debemos olvidar que varios de los asesinos de nuestra gente fueron entrenados en la fatídica: Escuela de las Américas hoy instalada en Fort Benning (Georgia, EEUU) donde Chile y otros países latinoamericanos siguen enviando militares a recibir instrucción antiinsurgente. Lugar al que llegan anualmente, por esta fecha, cientos de manifestantes que valientemente exigen el cierre de esa institución.
Hoy 19 de noviembre, no es sólo la muerte de nuestra familia la que nos congrega, sino más bien su vida. Nuestros familiares fueron parte activa de estos movimientos por la transformación de la sociedad; primero con el Abuelo Alberto, quien desde su militancia comunista, conoció la persecución y el exilio; luego los hermanos Gallardo conocen la Teología de la Liberación incorporándose desde la J.O.C.
-Juventud Obrera Cristiana, a las filas de los Cristianos por el Socialismo y de allí a un firme compromiso revolucionario con la trasformación social.
Cada vez que conversamos con aquellas personas que los conocieron, nos hacen saber de la alta valoración que ellos tenían de los seres humanos, de lo inquebrantable de sus decisiones, de su profunda convicción cristiana y del enorme y desinteresado amor por su pueblo. Sólo entendiendo estos elementos, es que podemos comprender lo sanguinario de su asesinato, de su vil exposición mediática y del constante intento por aplacar su Memoria.
Sin embargo, aún con todo el dolor que conlleva el coexistir con esta Historia familiar, la Abuela Ofelia nos ha mostrado que, se puede seguir adelante con la vida, con la lucha, con la transformación. Desde ser una ama de casa a ser una incansable luchadora por la Justicia, junto a la Agrupación de Ejecutados Políticos, una organizadora de mujeres populares, reconocida en nuestra comuna como la “mami Ofelia”, realizando de esta manera un acto de restitución social de los hijos asesinados durante la dictadura. El resto de los sobrevivientes, cada uno a su modo, ha tomado diversas formas de posicionarse también contra la injusticias del país, desde el mundo cultural, organizacional, educacional, con las organizaciones estudiantiles, las organizaciones de presos políticos, de derechos humanos, de derechos infantiles, etc.
Y hoy nos enorgullecemos además que los más jóvenes de la familia estén firmes en las luchas por las transformaciones en el mundo de la educación, estableciendo un puente generacional entre las luchas de los que ya no están, tomando de ellos su convicción y determinación por alcanzar los objetivos de un mejoramiento de las condiciones de vida de nuestra sociedad.
Con los años, el dolor y la pena se amengua pero la sensación de impotencia y discriminación, no. Sin embargo nos consuela el alma ver el grado de conciencia y comprensión política que venimos observando especialmente en el curso del último año, en nuestro país en el que hay un marcado ascenso popular en las luchas antisistema a partir del movimiento estudiantil. Es hermoso ver cómo las ideas revolucionarias han seguido evolucionando a pesar de todo.
Nuestros familiares, eran jóvenes trabajadores impetuosos y vitales como los estudiantes de hoy y los recordamos cada día con inmensa ternura y orgullo porque vemos cómo ellos fueron cual arado que abre surcos en una tierra árida y dura como fue aquella época de la dictadura militar, en que todo intento de protesta social era contestado con tortura y muerte. Sin embargo decidieron resistir y prefirieron morir a vivir sometidos bajo la bota fascista.
El sacrificio de nuestros familiares y el de muchos otros compañeros ha ido marcando un largo camino de luchas y logros sociales. Los recordamos especialmente durante estos últimos meses, al ver los rostros jóvenes de los estudiantes en las marchas por el derecho a Educación gratuita y de calidad para todos.
Y aunque hoy vivimos en un nuevo escenario político y social, los movimientos sociales no han dejado de estar en la mira de los represores; por eso les pedimos a los jóvenes que se cuiden del nuevo fascismo que se vislumbra; que lean y se informen y saquen enseñanzas de lo que vivieron nuestros familiares ayer, porque la derecha política de hoy la dirigen los mismos que crecieron y se educaron a la sombra de Pinochet; que aun con toda su prestancia y bien parecido físico son capaces de toda clase de artimañas para tratar de dividirlos y llevar a los movilizados al fracaso.
Como parte de los indignados chilenos nos sumamos a quienes están hartos de tantas cosas que andan mal en Chile pudiendo andar mejor…y como familiares de víctimas de Rinconada de Maipú, les decimos: Podrán matar su cuerpo, pero su ejemplo: JAMAS!
Hasta siempre.
Familia Gallardo: ¡presente!
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